Cuando mirar se convierte en ver más.
Para existir más.
Espacios del cuerpo presente. La luz que devora la carne y a la vez, la construye. Atravesar la piel y el sudor, las cicatrices, el peso de los órganos, la sangre, las articulaciones y los huesos. Todo en dulce movimiento. Respirando. Empezar por el estremecimiento y llegar a la palpitación. Ahondando. En la pintura, el dibujo y lo que queda por descubrir. Reconociéndonos. Tendiendo puentes entre las resistencias de nuestros cuerpos, en la fuerza de nuestra vulnerabilidad. Nadando entre todo lo permeable, sosteniendo un magnífico silencio y la templanza del tiempo presente fugaz.
*Y otras reflexiones leyendo "Sobre el dibujo" de John Berger.